miércoles, 4 de junio de 2014

AGUA#3


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Como alfileres al rojo, los rayos de sol me atravesaron los parpados. Una arcada me devolvió a la vida, mientras mi cuerpo regurgitó todo el mar que había tragado.

No sé cuanto tiempo estuve sin sentido, aunque sólo supe que lo había estado, y no muerto, cuando desperté. ¿Qué había pasado?. Mí mente estaba hecha un lio, sólo recordada que algo tiró de mi..poco más.

Empapado, aturdido e ileso, me senté un rato hasta que reuní las suficientes fuerzas como para levantarme y marcharme. Antes de salir de la cala eché una ultima mirada. Desde allí arriba se podía contemplar toda la bahía. Allí en algún lugar estaban esparcidos los restos de mi amor y también en algún lugar, bajo el azul del mar estaba también alguna criatura a la cual, afortunadamente no le gusto mi sabor.

Las siguientes semanas sinceramente no las recuerdo con claridad, lo único que por alguna extraña razón, sentía la necesidad de tomar largos y frecuentes baños, pasando en la bañera todo el tiempo posible.

El incidente de la playa parecía diluirse poco a poco en la rutina del día a día de mi trabajo en el laboratorio de la facultad de medicina. Intenté reconstruir el incidente pero siempre que llegaba al momento en que sentía el tirón, mi mente chocaba con un vacío de nada. Curiosamente no sentía ningún tipo de miedo al intentar evocarlo; era más bien el recuerdo de una pesadilla, que una vez racionalizada pierde su capacidad de asustar. Hasta una noche.

Estaba tomando uno de esos largos baños a los que tan repentinamente me había aficionado, cuando oí a alguien decir mi nombre. Relajado como estaba con el agua tibia hasta la barbilla, respingué sobresaltado. Alguien me está llamando, pensé mientras chapoteaba intentado incorporarme ...pero un momento.... vivo solo.
-¡Víctor!
Era una voz agradable, ni alta ni baja, ni de mujer ni de hombre. Una voz que no te importaría escuchar durante horas sin importar muy bien que cosas dijera, sólo por el mero placer de oírla.
- ¡Víctor!
-¿ Quién eres? pregunté al cuarto de baño vacío.
- No tengas miedo, somos amigos.
¿Miedo?. ¿Cómo no iba a tener miedo?. Oía voces dentro de la cabeza, indudablemente la falta de oxigeno al final me estaba pasando factura.

Salté de la bañera con la necesidad de mirarme al espejo. Allí estaba yo un joven y prometedor científico, desnudo. empapado y mirándose al espejo del baño preguntándose, si era cierto que oía voces dentro de su cabeza.

-Víctor. Sí, las voces que oyes en tu cabeza son reales y no, no están provocadas por ninguna falta de oxigeno somos nos. Nos somos quien te metimos en el mar. Nos te pedimos disculpas , pero teníamos una buenas razones.

Definitivamente había perdido la chaveta , ahora la voz leía mis pensamientos. Pero eso no era lo mejor, decía ser lo que fuera que me arrastró en la playa. En un acto descarado, casi de burla conmigo mismo pregunté en voz alta haciendo una mueca al espejo :

- ¿Y qué se supone qué eres, una especie de alien submarino que puede leerme la mente por algún tipo de telepatía?,
- Si, Víctor, Nos, lo somos.


.....CONTINUARÁ
 

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