domingo, 29 de junio de 2014

EPITAFIO

Encajes de saliva y baba
las alimañas tejen
en la entraña extraña
del camposanto
 
La luz blanquecina
Luna pálida.
El gris inerte del granito
de mi tumba,
¿Cómo a turbarme osas?
¿cómo a agitarme vienes?,
a mi en el lecho
de raíces y oscuridad.
A  mi alcoba
de podredumbre y silencio
 
¡¿A develarme acudes?!
¿ya no respetas ni a los muertos? ..¡VETE!
 
Pues en este suelo
sólo emana dolor
Que los pájaros no cantan en mi lápida
y las ardillas no la pisan
Ni siquiera las moscas sus patas posan
 
Sólo el desencanto aquí mora
sólo una música, sólo un canto
El de mi ataúd al quebrarse
Como un laúd sin cuerdas al rasguearse
 
Por eso, no traigas flores,
ni derrames lágrimas;
mejor márchate,
que ya huelo demasiado a muerto
y no insultes más mi recuerdo
ni atormentes más mi alma.
 
 
 
 

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