jueves, 25 de septiembre de 2014

AGUA (COMPLETO)


La puerta de la habitación del lujoso hotel de Estocolmo se abrió. Un hombrecillo de hombros hundidos entró arrastrando los pies, iba impecablemente vestido con un chaqué. Parecía abatido, como si llevara una carga tan pesada que estuviera a punto de aplastarlo

Las luces de la suite presidencial se iluminaron a modo de bienvenida. Miró sin ver el magnifico apartamento de 150 metros cuadrados que se abría ante él . Dejó caer el abrigo de cachemir sobre una butaca del hall. La lana resbaló sobre la seda de la tapicería y el abrigo terminó en el suelo. De su bolsillo salió un pequeño estuche y de él, una medalla dorada que cual moneda gigante, comenzó a rodar hasta que después de bailotear unos segundos cayó sobre el mármol blanco del suelo. En su cara se podía ver el relieve de un hombre barbudo junto a unas fechas en caracteres romanos y unas iniciales:
 AF. NOBEL.

El hombrecillo avanzó por la suite de la  misma forma que un autómata con las baterías apunto de agotarse; por fin, consiguió llegar al despacho. Se desplomó sobre un sillón giratorio y apoyando los codos en la mesa se tapó la cara y comenzó a llorar. Su llanto fue silencioso, amargo y profundo. Era viva imagen del fracaso.

Después de unos minutos recobró la compostura y enjugó sus lagrimas con un pañuelo que sacó de algún bolsillo. Se incorporó, fue hasta un armario de caoba con detalles de marquetería y lo abrió girando una pequeña manilla labrada en oro. Dentro junto a carpetas y archivadores estaba un portafolios de piel negra, lo tomó y se dirigió de nuevo a la mesa.

220702 Jamás olvidaría la combinación, era la fecha en que la conoció. Una lágrima solitaria y espesa se precipitó desde su ojo derecho al vacío. Sorbió los mocos y pulsó el botón que desbloqueaba la cerradura.

La jeringuilla estaba en su sitio y el vial también.

La aguja hipodérmica atravesó su piel y localizó una artería guiada por una mano experta y decidida. El contenido empujado por el émbolo se introdujo en el torrente sanguíneo, en pocos segundos sería repartido por todo su organismo.

No había tiempo que perder, tomó unos pocos folios y una estilográfica que halló en un cajoncito de la mesa de despacho y comenzó a escribir :




                                                                                       Estocolmo, 10 de Diciembre de 2032


Doctor, Profesor Víctor Alvargonzlez Tabarca.

Cuando lean estas letras ya estaré muerto.

 Lo primero que quiero decir que he tomado esta decisión de quitarme la vida libremente, por lo que nadie ha tenido ninguna implicación y/o responsabilidad . Por favor no pierdan el tiempo buscando culpables de esto. Yo y sólo yo, soy el responsable de mis actos.

El motivo de esta carta no es otro que, el poder dar la explicación que no he sido capaz de dar en vida y el de pedir perdón por el mal que he causado a la humanidad y de el cual aún no es consciente.

Ruego acepten mi sacrificio, como prueba de mi arremetimiento.
En este portafolios encontraran toda la información. Espero les sirva de ayuda, para poder enmendar mis errores, pero sobretodo para poder combatirlos y exterminarlos, antes que ellos lo hagan con nosotros

No estamos solos

El agua fue la portadora de la vida y será la portadora de la muerte

Todo comenzó hace 25 años...
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 Verano de 2007


El cáncer se la comió por dentro, igual que la carcoma, la desmenuzó. Le arrancó de cuajo sus veinticinco años. El maldito cáncer la consumió.

 El pensamiento me martirizaba asociándose con su recuerdo, El recuerdo de su melena dorada y de sus labios rosados, de su mirada azul...
Estaba sentado en la arena de la playa en esa misma arena donde habíamos reído tantas veces y hecho el amor por primera vez. Aquella era nuestra playa, pero ahora faltaba ella; me faltaba Elena.

El sol, una naranja gigante en llamas se hundía en el mar, pintando el horizonte con todos los tonos posibles entre el azul y el purpura.

Me levanté y me dirigí hacia la orilla. La olas me mesaron los pies. El frescor alivió por unos instantes el dolor. Siempre que podía escaparme del laboratorio venia a contemplar el atardecer pues de algún modo la sentía cerca. Sus cenizas ahora de alguna forma eran parte de aquella cala.

Avancé un poco más adentrándome en el mar calmo, hasta que el agua me alcanzó las rodillas. Metí las manos y me mojé el rostro dejando que le agua salada me impregnara y se mezclara con la sal de mis lagrimas.

Algo pasó rozándome un tobillo sacándome de mis pensamientos. Escudriñé la espuma de la resaca pero no pude ver nada. Cambie de posición dando un paso hacia la derecha. Algún pececillo, pensé.

Otro roce, esta vez fue algo más "orgánico", como si algo vivo se enredara alrededor de mi pie y luego lo soltara suavemente. Con la piel de gallina decidí salir del agua.

La tercera vez que lo sentí, la amabilidad desapareció. Una fuerza descomunal me arrastró con una violencia bestial. No pude hacer nada por evitarlo y en un santiamén me encontré debajo de las olas, siendo arrastrado mar adentro. Apenas si tuve tiempo de tomar aire. Instintivamente cerré los ojos. Pensé que iba a morir, ojalá lo hubiera hecho.

Fuera lo que fuera lo que me arrastraba lo hacia a una velocidad terrible, alguna bestia marina me iba a devorar o quizás ya lo estuviera haciendo y era la adrenalina lo que me  impedía sentir dolor. En realidad daba igual de una forma u otra, el oxigeno de mis pulmones se acababa.

El pecho quemaba, necesitaba aire imperiosamente. No podía aguantar y mi boca se abrió en lo que con toda seguridad seria su último acto reflejo. En ese mismo instante o puede que unos milisegundos antes, algo se me pegó a la cara, algo blando y pesado al tiempo. La oscuridad en la que me encontraba se hizo aún más profunda, debí perder el conocimiento...
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....

Como alfileres al rojo, los rayos de sol me atravesaron los parpados. Una arcada me devolvió a la vida, mientras mi cuerpo regurgitó todo el mar que había tragado.

No sé cuanto tiempo estuve sin sentido, aunque sólo supe que lo había estado, y no muerto, cuando desperté. ¿Qué había pasado?. Mí mente estaba hecha un lio, sólo recordada que algo tiró de mi..poco más.

Empapado, aturdido e ileso, me senté un rato hasta que reuní las suficientes fuerzas como para levantarme y marcharme. Antes de salir de la cala eché una ultima mirada. Desde allí arriba se podía contemplar toda la bahía. Allí en algún lugar estaban esparcidos los restos de mi amor y también en algún lugar, bajo el azul del mar estaba también alguna criatura a la cual, afortunadamente no le gusto mi sabor.

Las siguientes semanas sinceramente no las recuerdo con claridad, lo único que por alguna extraña razón, sentía la necesidad de tomar largos y frecuentes baños, pasando en la bañera todo el tiempo posible.

El incidente de la playa parecía diluirse poco a poco en la rutina del día a día de mi trabajo en el laboratorio de la facultad de medicina. Intenté reconstruir el incidente pero siempre que llegaba al momento en que sentía el tirón, mi mente chocaba con un vacío de nada. Curiosamente no sentía ningún tipo de miedo al intentar evocarlo; era más bien el recuerdo de una pesadilla, que una vez racionalizada pierde su capacidad de asustar. Hasta una noche.

Estaba tomando uno de esos largos baños a los que tan repentinamente me había aficionado, cuando oí a alguien decir mi nombre. Relajado como estaba con el agua tibia hasta la barbilla, respingué sobresaltado. Alguien me está llamando, pensé mientras chapoteaba intentado incorporarme ...pero un momento.... vivo solo.
-¡Víctor!
Era una voz agradable, ni alta ni baja, ni de mujer ni de hombre. Una voz que no te importaría escuchar durante horas sin importar muy bien que cosas dijera, sólo por el mero placer de oírla.
- ¡Víctor!
-¿ Quién eres? pregunté al cuarto de baño vacío.
- No tengas miedo, somos amigos.
¿Miedo?. ¿Cómo no iba a tener miedo?. Oía voces dentro de la cabeza, indudablemente la falta de oxigeno al final me estaba pasando factura.

Salté de la bañera con la necesidad de mirarme al espejo. Allí estaba yo un joven y prometedor científico, desnudo. empapado y mirándose al espejo del baño preguntándose, si era cierto que oía voces dentro de su cabeza.

-Víctor. Sí, las voces que oyes en tu cabeza son reales y no, no están provocadas por ninguna falta de oxigeno somos nos. Nos somos quien te metimos en el mar. Nos te pedimos disculpas , pero teníamos una buenas razones.

Definitivamente había perdido la chaveta , ahora la voz leía mis pensamientos. Pero eso no era lo mejor, decía ser lo que fuera que me arrastró en la playa. En un acto descarado, casi de burla conmigo mismo pregunté en voz alta haciendo una mueca al espejo :

- ¿Y qué se supone qué eres, una especie de alien submarino que puede leerme la mente por algún tipo de telepatía?,
- Si, Víctor, Nos, lo somos.
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¿Víctor?, la voz sonó alta y clara en mi cabeza. ¿Víctor?. Estaba paralizado, en el sentido más literal de el termino igual que si mi cerebro fuera un conejo y aquella voz, fueran las luces de un coche a punto de atropellarme. Se me agolpaban millones de preguntas en la lengua que no podían salir

  Víctor, llevamos mucho observando a tu pueblo. Nos estamos en este planeta mucho tiempo.En este minúsculo punto azul del infinito. Para Nos fue una esperanza .Ustedes tienen algo de sobra pero que no abunda en el universo y que Nos necesita; Agua.

Pero el Hombre la está destruyendo. Nos no lo puede permitir, pero no podemos intervenir. Sería peligroso reaccionaríais con violencia, los humanos siempre respondéis con violencia a todo lo extraño y con Nos no se haría una excepción. Por esto Nos buscamos una forma para comunicarnos, un helardo que os prepare y que nos anuncie; Víctor necesitamos tu ayuda. ¿Ayudarás a Nos?, ¿ayudarás a Nos antes que sea demasiado tarde? ¿Antes de que la tierra desaparezca?.
-Yo ¿ayudar?..pero ¿quién soy yo?.No soy nadie, dije sin despegar los labios.
+ Nos sabe. Nos tiene un regalo para ti y para tu pueblo. Tú sabrás que hacer con él. Tú prepararás a tu pueblo para Nos.
- Yo un embajador extraterrestre, jajaja nadie me creerá me tomaran por un loco
+Nos sabe, por eso tu primero ganarás ese respeto con nuestro regalo
- ¿Un regalo?, ¿qué clase de regalo?.
+ Por eso Nos te llevo con Nos, ya tienes nuestro regalo. Lo tienes en ti, en tu código genético, en tu ADN.
¡Yo no tengo nada, esto sólo es una alucinación! Simplemente estoy como una regadera. Clavé mis ojos el los ojos de mi otro yo del espejo como buscando la locura en ellos. La voz desapareció.
¡Qué equivocado estaba!

Esa noche no pude dormir, ni las siguientes, de hecho no he vuelto a dormir normalmente desde entonces, por así decirlo. Todas las noches es como si muriera. .Primero el recuerdo de mi amada Elena, como siempre, desde que la conocí, penetra en el cerebro cual punzón al rojo dentro de mantequilla; derritiéndolo, licuándolo. Luego comenzaba a llorar, el dolor acumulado como un niño asustado, perdido, presa de la mayor de las angustias. Entonces es cuando la sal del llanto lo llama y siento a esa bestia de otro mundo, como ese algo me atrapaba y me empujaba adentro del mar, como me arrastra y me ahoga una y otra vez, todas las noches con los pulmones en llamas, y con aquel tentáculo frío y oscuro sobre la cara.

 La obsesión me consumía.¿Qué me habían hecho?. Empecé a empaparme toda la información que podía conseguir sobre ovnis, abducciones y cosas así. Por supuesto también me hice un estudio genético en busca de ese regalo que se suponía que se encontraba en mi ADN. Me estaba convirtiendo en un friky.

Mis padrinos no volvieron a comunicarse y yo, por si acaso, no me volví a acercar a ninguna extensión de agua mayor que una piscina en dos años. Así y todo mi manía de tomar largos y frecuentes baños no desaparecía. 

No me atreví a comentar con nadie aquellos episodios. No, aquello debía de ser un secreto, tenía miedo de arruinar mi carrera de investigador. ¿Además quién me iba a creer?

La ausencia de “voces” y el paso del tiempo, cubría con su manto de irrealidad. Así y todo, diariamente, al llegar en casa, volvía a repasar mis pruebas genéticas una y otra vez en busca de algo; algún indicio de que todo esto había sucedido, pero no acertaba a descubrir nada fuera de lo común. Hasta una mañana.

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...Allí estaba mi regalo, y en verdad era maravilloso.

.En ese tiempo estaba trabajando en un proyecto piloto el cual intentaba encontrar relaciones simbióticas con microorganismos que ayudaran al cuerpo humano a luchar contra enfermedades.

Una mañana durante mi rutina, accidentalmente confundí una de mis muestras con las del proyecto. .Pensé que era una de las placas de Petri donde cultivaba esas bacterias que debían ayudar a los tejidos enfermos. Varios días antes puse en contacto una de ellas con una enferma y ocurrió algo maravilloso.

De forma espontanea se había producido una reacción sorprendente.
Como en toda infección vírica, los microorganismos patógenos de la muestra enferma empezaron a utilizar las células sanas para replicar su ADN y así poder multiplicarse e iniciar su invasión. Hasta ahí todo era normal. pero muy al contrario de lo esperado los virus de la nueva generación se volvieron contra sus "padres" y los exterminaron, luego "reinfectaron" el tejido enfermo primario, creando nuevos virus que repararon los daños en el tejido contaminando de origen,

Aquello fue...fue como ver un milagro, Algo en mi material genético había reprogramado los virus convirtiéndolos en beneficiosos, los hizo cambiar de bando. Aquello era la panacea, un arma definitiva contra la infección. Mi regalo, el regalo de Nos salvaría miles, millones de vidas. Prácticamente nos habían regalado la inmortalidad.

Ahora tantos años después comprendo que fue el comienzo del Apocalipsis.

Pensé en salir corriendo y pregonarlo a los cuatro vientos, pero había un problema: ¿Cómo iba ha explicar aquel descubrimiento?. ¿Cómo iba a contar que unos aliens buenos habían manipulado algo en mi organismo haciendo que los virus se reprogramasen no sólo perdiendo su capacidad patógena, si no que a partir de entonces serían aliados beneficiosos?.
Repetí el experimento durante semanas en secreto  y siempre conseguí los mismos resultados. Los virus al entrar en contacto con mi ADN revertían su comportamiento, desertando de su causa.

Necesitaba alguna guía de como canalizar aquel descubrimiento tan fantástico. Intenté contactar con ellos, volví a la cala en repetidas ocasiones, me zambullí en el mar, grité llamándolos, pero nada, por más que lo intenté, no fui capaz de establecer un nuevo contacto con Nos. Reflexioné mucho y al fin decidí que tenia que descubrir por mis propios medios aquello que hacia mi ADN tan especial. Si debía consagrar mi vida a ello, lo haría. El esfuerzo lo merecía, además ellos me lo dijeron, que debía ganarme el respeto del mundo, para que mi palabra fuera escuchada, para ser embajador de Nos.

Este esfuerzo como ahora saben, me ha llevado media vida.

Nos no volvió a dar señales de vida, hasta hace unas pocas semanas. Justo el mismo día en que se me comunicó que me iban a otorgar un premio más por mis descubrimientos médicos. Justo cuando se me comunicó que el nobel de Medicina iba ser otra vez mío.
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Como bien saben mis estudios no tardaron en dar frutos, sólo tenía que desandar el camino del que conocía su fin. Representé una pantomima de experimentos y teorías que al principio mis superiores contemplaron con ojos escépticos, pero que poco a poco fueron convenciéndolos de ese era el cabo del que había que seguir tirando. Fue una gran actuación por mi parte, lo reconozco.

Tras los primeros aciertos mi carrera sufrió el empujón que necesitaba. Luego vinieron las ofertas para financiar mis proyectos y justo después la apoteosis; los premios y el reconocimiento internacional. Sin saberlo había plantado la semilla del desastre.

Fue imposible contener la euforia de la comunidad científica que una vez desbordada no tardo en contaminar su entusiasmo a la opinión pública.

Mi primer logro fue la recodificación de determinadas proteínas que afectaban al comportamiento vírico y bacteriano.

Luego se investigó en el uso de priones que introdujeran cambios en el código genético humano para que nuestro organismo pudiera sinterizar estas proteínas dándole la posibilidad de tener esta nueva arma que desactivaba a los patógenos.

Este descubrimiento, como bien sabéis ahora, haría que unos años más tarde tuviéramos la posibilidad de controlar virus como el Ébola o el VIH y que dejaran de ser una amenaza para la raza humana. Pronto los gobiernos se interesaron por mis estudios y el dinero empezó a llover literalmente sobre mí y mi equipo. El primer premio Nobel no tardó en llegar.

El mundo se postraba ante mis pies y me llamaron salvador. La correcta aplicación de estos conocimientos haría que el índice de mortalidad decreciera radicalmente, sobre todo en los países más subdesarrollados.

Sinceramente fui feliz y lo he sido hasta hace pocas fechas, hasta que he descubierto la amarga verdad.

Oculté a todos el verdadero origen de mis conocimientos y como ellos me recomendaron he intentado ganarme el respeto de la humanidad para que oyeran una verdad para lo cual los preparaba. La verdad de que los conocimientos que libraría a la humanidad de la primera causa de mortalidad mundial fuera erradicada, me habían sido proporcionados por unos seres extraterrestres bondadosos que vivían en nuestros mares y que me habían abducido ofreciéndomelos como un presente de buena voluntad para que prepara un primer contacto real con los humanos.

¡Qué bonita mentira!

Aún descansaba sobre la mesa de mi despacho personal la comunicación que acaba de recibir;  me informaba de que se me había vuelto a conceder el Premio Nobel de Medicina, por conseguir la una “vacuna” que causaría una alteración genética y que libraría a toda la humanidad de las enfermedades infecto-contagiosas para siempre,  cuando la voz retumbó en mi cabeza.

- Hola Víctor. Ha llegado el momento, el momento de Nos.

Me quede petrificado cuando oí después de tantos años a mis padrinos. No puede intercambiar ningún pensamiento o palabras, no fue una conversación simplemente era un comunicado.

-Has obrado exactamente como Nos había previsto. Tu vanidad y ego sin límite te ha hecho trabajar sin descanso durante más de veinte años de tu insignificante vida. Has tenido miedo al fracaso y al descredito de los tuyos y por ello has ocultado la verdad durante tantos años. Si no lo hubieras hecho posiblemente toda la humanidad en su conjunto podría haber descubierto nuestras intenciones y ahora las cosas serían muy diferentes para Nos. Pero Nos te había observado y sabía. Estáis condenados pero Nos te ofrece una nueva oportunidad.


+Me quedé estupefacto ¿Qué decía aquella voz, qué decía de fracasos miedos y condenaciones?. Intenté pedir una explicación pero no podía comunicarme con el/ellos Nos fuera lo que fuera, no admitió interrupciones.

-Tus congéneres, los que han sido engañados por ti, te ofrecen, en su inocencia un nuevo premio por su destrucción.

Esa vacuna como llamáis, introducirá como bien sabes una alteración en vuestro código genético que hará que las infecciones no os afecten. Esta vacuna se va a inocular obligatoriamente a todas vuestras crías. Pues bien esa mutación tan beneficiosa, también hará que la próxima generación de tu especie sea estéril y por lo tanto acabe extinguiéndose. Sal al mundo y cuéntaselo si te atreves jajajajajajajaJAJAJAJA intenta evitarlo si puedes.

¿Cómo pensaste que Nos iba a compartir vuestra Agua? ¿Cómo crees que tu especie iba a compartir vuestra agua con Nos? Vosotros sois el virus de este planeta al que estáis destruyendo. Piénsalo a la larga es lo mejor para ella. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA.

Aún siento esa risa en la cabeza, que no era una risa sino más bien un gorgoteo como el del agua al cocer y que me estaba derritiendo las meninges desde entonces. Maldita bestia, maldito ser. Nos va a destruir sin ni siquiera mover un dedo.

Por eso escribo esta carta, no sé exactamente cuánto tiempo me queda; siento como se me acelera el pulso y se me seca la garganta. He vivido en la mentira y muero como un cobarde. Esta noche cuando recibí el galardón estuve a punto de contar al mundo la Verdad pero no he sido capaz, lo siento, lo único que espero que aún no sea tarde y que por favor no pinchéis a ninguna criatura esa maldita vacuna. Espero que sepáis perdonarme…

 

                                                                                       FIN

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