martes, 14 de octubre de 2014

Creep. O cómo hacer sonar bien a la vieja Fernándes

Empezó tocando viejas canciones que recordaba vagamente aprendidas en la iglesia que había frente a su casa cuando era un niño con apenas nueve años...fué un aprendizaje efímero y breve, pero nunca llegó a pensar ése niño que algún día, no se sabe por qué caprichos del destino, se haría mayor y tendría que recurrir a ese corto aprendizaje.

El niño creció, se fué cargando de las responsabilidades y experiencias que le iba encargando la vida aún cuando muchas de éllas ni siquiera él las había pedido y seguramente tampoco las había buscado, pero hay que apechugar con lo que llega, solucionarlo o aprender a vivir con ello.

Cierto día, deambulando por la calle sin rumbo fijo, pero feliz y liberado, encontró una guitarra en un escaparate, se enamoró de ella y se la llevó. Pagándola, claro:)

Hubo que aprender, (siempre amó la música y se quedaba absorto cada vez que escuchaba a algún guitarrista tocar) y tuvo que recurrir a esas viejas canciones de iglesia. Había que re-educar al cerebro, hacerle desarrollar la capacidad de coordinar las extremidades en conjunción matemática y poder hacer sonar un instrumento de forma ordenada y armónica.

Pasaron unos años, conoció a otros locos como él y empezó a tocar en diferentes formaciones de pop, rock, soul, heavy...
Muchas horas de estudio en casa, muchas horas de ensayo con los compañeros de los grupos, kilómetros para ir a tocar a cualquier tipo de garito, anécdotas, desvelo.discrepancias en la elección del repertorio, diseño de logos para cada banda...

Aprendizaje de la vida, ni más ni menos.

Pasados unos años, pudo mejorar el equipo para poder tocar decentemente en cualquier local de ensayo y en cualquier local para poder hacer un buen show en directo. Ya no tenía que ir pidiendo amplis prestados para devolver al día siguiente, ni pedir al colega del local de al lado un pedal de distorsión, ya tenía su propio equipo y estaba satisfecho del esfuerzo invertido para poseerlo.

Hubo cambios de estilos, de bandas, de personal dentro de esas y otras bandas. El seguía asistiendo a los ensayos puntualmente y trabajaba en ellos como si de un concierto en el Hammersmith Odeon se tratase, porque la pasión por tocar le hacía dedicarse a ello sacrificando un montón de cosas, sobretodo, horas de sueño y de descanso, hasta que un día, hubo que poner punto y final a la aventura.
Las relaciones personales en cualquier faceta de la vida se desgastan y en la música, más. Choques de personalidades, egos insufribles y demás ''facultades'' que se desarrollan más de lo debido si en su día no han tenido un buen ejemplo en quien mirarse, pero nadie es perfecto y él, menos.

Pero casi un par de años después, casi aburrido de tocar solo en casa, ''tropezó'' con un par de colegas, se fueron a tomar algo, una cosa llevó a la otra y contactaron con una chica que cantaba...

Pero bueno, esto qué es? Es que no has tenido bastante durante veinte años de actividad musical? No te ha servido de nada? No decías que estabas cansao de esa vida?

Evidentemente, no. Tenía todavía el gusanillo rulando por la sangre, casi creándole ansiedad.

Se puso de inmediato manos a la obra. Conocía bien al bajista, era bueno y tenía experiencia, pero el batería era técnico de sonido e iluminación y había sido ''pipa''(técnico de sonido) de otros músicos. Se dejó aconsejar por este último en cómo optimizar el buen sonido del ampli y el módulo de efectos y consiguió sonar con más alma, con mucho más feeling.

La voz de la chica era suave y delicada, por lo que en algunos temas él no conseguía darle con la guitarra el ''color'' que necesitaba y pensó en desenterrar a la vieja Fernándes con la que empezó tantos años atrás.
La limpió a fondo, le puso unas cuerdas nuevas Dean Markley cal. 0'10 y le cambió la afinación para darle a la canción un sonido más ''envolvente'' ya que cuando hay un sólo guitarra en una banda, hay que buscarse la vida y tirar de recursos y aquél fué el mejor.

La vieja Fernándes sonó en el ensayo con solera, apenas hubo que hacerle unos ajustes al botón de la ganancia del Marshall y la guitarra cantó, como diciendo: eh, aquí estoy yo, soy veterana y voy a hacerte feliz como nunca!

Y cumplió su palabra. La vieja Fernándes me devolvió la ilusión, Sí, estaba hablando de mí, tampoco lo he puesto muy difícil, seguro que ya lo sabíais desde el encabezado:) el grupo se llamaba:
                   
                                                 Slow Happy Voice
y éramos:

A. López, voz
J. Chico, batería
J. Diego, bajo
Y un servidor

Y ella, la vieja Fernándes, rescatada veinte años depués y aún sonando.


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