miércoles, 3 de diciembre de 2014









Miro tus manos
miro tus ojos 
miro, y sigo mirando.
Pues así vivo yo;
esperando.
Aguardando con sigilo
el momento en que no miras para observarte,
para volver una y otra vez a desearte.
Cada curva,
cada palmo de tu piel,
cada arruga de tu camisa
cada cabello
cada lunar. 

Así me alimento,
de pensamientos, de sueños...
Eso me mantiene vivo,
el anhelo, el deseo
de respirar tu aliento.


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