martes, 24 de febrero de 2015

El cabreo de Horchata






Hoy me he levantado de malhumor. Si fuera un tipo racional y moderno iría al gimnasio o saldría a correr para utilizar mi malaleche en algo incluso provechoso. Pero no, como sospecháis soy de esos que piensan que correr es de cobardes y sudar de pobres. Así que he agarrado la "tabla de llaves" del computador decidido en pagarlo con ella.



Este desahogo no pasaría de una ristra de insultos inconexos, si no fuera porque a la misma vez que golpeo las teclas, una bella melodía acariciara mis tímpanos calmándome cual fiera. Sin embargo no puedo de dejar de pensar que es esa melodía el origen de mi malhumor y esto me cabrea aún más.



Después de una jornada laboral aguantando hijos de siete padres. Estaba en mi rincón, este mismo, en el que ahora estoy, poco más de dos metros cuadrados compartidos entre una mesa, un ordenador, un sillón y yo. Bueno, pues como iba diciendo, estaba en mi rincón frente al pc y me disponía a relajarme hurgando en una red social mientras escuchaba algo de música, cuando por avatares del destino mi puntero decidió clicar en la pestaña de favoritos desplegando, como no podía ser de otra forma, el menú con mis páginas  preferidas. Entre otras cosas allí hay webs especializadas en metal, que curioseo con regularidad para estar al día de las novedades y esas cosas. Dejándome llevar por el azar opté por una de ellas, a ver si como en otras miles de veces encontraba alguna sugerencia de qué oír esa noche. La página seleccionada mostraba una lista de los trabajos mejor valorados del año que acaba de terminar, estaba estructurada en categorías, según fueran de un subgénero de metal u otro. Repasé de un vistazo los mejor valorados de cada estilo que me interesaba, comprobando si los conocía (y si ya los había probado dándoles mi favor o no). Algunos eran grupos a los que seguía y por lo tanto ya había pertrechado mi discoteca con sus últimos lanzamientos. Otros por el contrario eran bandas nuevas o simplemente de las que no había oído hablar. Entre todas, una, la que encabezaba la clasificación de Doom, cuyo nombre llamó mi atención, Helevorn. Rápidamente en mi escasa corteza cerebral las neuronas empezaron a cuchichear entre ellas y tras unos milisegundos de intenso debate llegaron a la conclusión de que aquel nombre era un término Sindarin y eso por si sólo ya era interesante (Sindarin o Élfico gris es una lengua del universo creado por JRR Tolkien). Así que decidí por ese simple "frikismo" interesarme por aquella banda que tenía ese sugerente nombre.

Entonces es cuando comenzó el cabreo.

Lo primero fue localizar algo de su música. Sinceramente el Doom no me desagrada pero no es uno de mis estilos preferidos y antes de seguir ahondando quería conocer cómo se manejaban. Así que empecé por el álbum que llamó mi atención, que resultó ser el tercero de su carrera Compassion Forlorn .
Las notas que comenzaron a salir por los conos de mis altavoces se me introdujeron por los oídos y una vez dentro de mí se agarraron a mi corazón apretándolo. La melancolía me embargo por completo. Una voz gutural se alternaba con una limpia haciendo que los sentimientos viajasen en una montaña rusa. La instrumentación era simplemente perfecta, delicada y elegante. Los temas pasaron uno detrás del otro, los 49 y 15’’ del álbum se fueron en un abrir y cerrar de ojos. Había trazas de los grandes del Doom desde My dying Bride o Paradise Lost pasando por Draconian hasta ramalazos más modernos que me recordaron a Katatonia . Todo estaba ensamblado a la perfección con  paciencia, e igual que la colada de un volcán avanzaría lenta pero inexorable hasta que lo calcinara todo. La música de Helevorn era abrasadoramente adictiva.  



Pero ¿quién se ocultaba bajo el élfico nombre de Helevorn (Cristal negro)?.
Posiblemente fueran una banda nórdica, de esos países que conocen el sol de media noche y que imprime a sus músicos esa sensibilidad tan especial para el metal oscuro y depresivo. Indagué y cual fue mi sorpresa cuando descubrí que los componentes de aquel maravilloso combo eran del último lugar de la tierra en que pensé….eran españoles. Me encontraba ante la magna obra de un grupo ¡MALLORQUÍN! Por el amor de Dio y los Black Sabbath una banda española lideraba el ranking internacional de trabajos Doom del recién muerto 2014 y yo un devorador de metal no tenía ni la más remota idea.

Comprenderéis mi sensación agridulce. Metal de primer nivel hecho en España, este país de Bisbales que una vez más ha hecho cierto el refrán de que nadie es profeta en su tierra. Han tenido que encontrar el tan merecido reconocimiento fuera, donde los oídos no son tan filo-pandereteros y los medios prestan atención no sólo a los hijos seudo Dj de las tonadilleras mangantes, sino también a sus vástagos capaces de remover los cimientos del alma con su música.

\m/

Discografía:


                                                                                                             



2005    Fragments
 

 







2010    Forthcoming Displeasures









2014    Compassion Forlorn










http://www.helevorn.com/



"...Y los Orcos tomaron la fortaleza de las laderas occidentales del Monte Rerir y devastaron toda Thargelion, la tierra de Caranthir, y contaminaron el Lago Helevorn"




Originalmente publicado para La Sociedad Supersecreta

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