viernes, 20 de noviembre de 2015

The Winery Dogs, ''Hot Streak''.

Un deja-vú acústico es lo que he experimentado con ''Hot Streak'' el segundo disco del power-trío The Winery Dogs.
Deja-vú en el sentido estructural del orden de las canciones, no a la composición de los temas, no hay nada repetido aquí, excepto virtuosismo a partes iguales, pasión en forma de watios y maestría de ejecución.

No os ha pasado (sobretodo a los que compraban vinilos) que escuchabais un disco de algún grupo o solista y la primera cara del disco era regular comparada con la cara B, que os satisfacía más? O soy yo el único rarete?

Pues este es mi peculiar deja-vú con ''Hot Streak'' y no estoy diciendo con esto que el disco sea flojo, en absoluto lo es, pero le hecho en falta en las primeras canciones exceptuando la primera que es un trallazo (como no podía ser de otra manera) desde la segunda Captain Love, la siguiente que dá título al album Hot Streak y How long, un poco de maceración, reposo, exigencia, no sé. Quizá ese era el objetivo para ellos, dejarlas medio crudas, que no lo están, son buenas canciones, cada una de ellas con sus detalles, pequeñas muestras de maestría inherentes a la altísima calidad del trío, pero personalmente prefiero un entrecot bien pasado. No me gusta pinchar y que se vea un poco de sangre.
Estos son los únicos ''peros'' que me ofrece el disco, tras escucharlo al menos media docena de veces en los últimos cuatro días que llevo disfrutándolo.


Obviadas las cuatro primeras canciones, Empire se muestra en ritmo y riffs cíclicos blueseros, con una rueda enigmática de ritmo tensionado y Richie ya empieza a parecerse al de siempre, haciendo eso que tanto me gusta: cantar una línea melódica y doblarla a la vez con la guitarra, algo tan socorrido y tan difícil de hacer, pero Mr. Kotzen lo hace como el que come pipas, con naturalidad y deleite. La canción deriva en un buen estribillo, un solo con slide y un final repetitivo con cierto aire a Rock Sureño encantador.

Y entramos en Fire. Aquí me tengo que descubrir de nuevo ante Richie Kotzen. Qué voz! Desde luego este tipo nación con su ángel de la guarda en forma de cuerdas vocales. Tiene un estilo propio, pero con ese regusto a feeling del clásico blues del Mississippi aderezado de Dusty Springfield y la dejadez negra que se le escapa por la boca en forma de canción preciosista e intimista.
Guitarra española, piano, vientos, todo lo toca Kotzen. No me extraña que se lo rifen las discográficas, este tipo es un genio en su terreno como compositor y letrista y aquí deja una joya, para mí, la pieza maestra del disco.


Hubiera comprado el disco sólo por poder disfrutar de esta canción una y mil veces. Fire en sí misma bien lo vale.

Ghost Town, nos va metiendo en harina, una canción embaucadora, de ambiente flotante y estribillo resultón, pero no por eso repetitivo. El equilibrio de la canción está muy bien guardado, su justa medida de sal y pimienta, un cambio funky muy bien traído, con un Billy Sheehan al bajo, como diciendo: dejadme participar ya! jejejeje

The Bridge nos muestra a los perros avinagraos (esta es mi traducción del nombre) en su vertiente más rock americano, casi comercial, con unos grandes riffs de Richie y Billy de alto octanaje y unos fraseos en los solos dignos de un maestro de jazz con sangre roquera.



War Machine sigue con el rock inmediato, directo, resoluciones de estrofas muy diferentes a los típicos estribillos que nos tienen acostumbrados. Guitarras de efectos doblados, alguna acústica que hace acto de presencia y un solo incendiario desde la clásica Fender Telecaster tocada sin púa, porque esta es otra característica del ''sonido'' Kotzen: nada de puas de nylon, todo artesanal, con sus manitas.
Por otra parte, Mike Portnoy está muy bien en su papel, tiene más que asimilado que lo importante son las canciones, por encima del lucimiento personal, pero no deja de hacer sus arrelos y le queda genial, como siempre. Un verdadero reloj suizo.

Spiral llega bailando, enigmática, incitante, con buenos efectos que visten la canción. el aliño perfecto de este buen plato. Los arregos del bajo están muy bien ejecutados y el ritmo y el juego de corcheas con el ''charles que hace Portnoy desembocan en un estribillo muy coreable, tanto o más que las estrofas, con unas líneas melódicas de primera.

Esta canción puede ser adictiva y llevarte a una Spiral de baile, cante y liberación que podrá hacerte olvidar el mundo exterior por unos minutos.

Devil You Know es un cañonazo al más puro estilo Van Halen, con perdón en los primeros compases, aunque han sabido darle la vuelta y llegar a un buen estribillo machacón, donde Richie está muy bien arropado en los coros por parte de los otros dos figuras. Portnoy vuelve a dejar una master-class de cómo interpretar un tema de rock y que no suene repetitivo, sino todo lo contrario.


Think It Over, penúltimo corte del disco es,  ..esperad un momento..... se han colado aquí  The Allman Brothers Band? No, siguen siendo ellos tes solitos, con una gran intro de teclados, una muy buena entrada de voz y unos coros que para sí los quisieran muchas bandas de renombre y me muerdo la lengua por no decirlo!

Otra maravilla de canción, otra vez babeando con la voz de Richie y los arreglos adecuados a cada parte de la canción. Por eso decía al principio que si fuera un vinilo, no dejaría de poner casi exclusivamente la cara B. Desconozco con qué objetivo han ido ''escondiendo'' las canciones. Vale, es mi visión de las cosas, nunca puedo ser objetivo con la música y quizá los demás penséis que son las primeras canciones las mejores, pero yo no lo siento así, a mí me han enamorado las ocho últimas. Oblivion, la primra, fué el single de adelanto de este buen disco y está muy a la mano, no he creido conveniente repetirla aquí tambien.


Y llega la hora de decirle adiós a este discazo con The Lamb, la canción más larga del disco, más de seis minutos, pero no por eso agobiante, al contrario, empieza con una guitarra acústica y una hermosa melodía desde la garganta de oro de Richie. Tan sólo unos pocos compases y de pronto empieza el ritmo emérgico y los fraseos de remate de las frases de voz a cargo de un inspiradísimo bajo por parte de Mr. Sheehan. Detalles a doble bombo de Portnoy, guitarras sintetizadas con muy buen gusto y cierto aire neo-clásico como preludio de un buen solo que se aproxima..


La primera vez que escuché el disco casi me llevo una decepción, despues de un inicio trepidante casi de Heavy Metal, tres canciones roqueras bien hechas, pero no me terminaban de ''cuadrar'' tal es el nivel que inconscientemente les pido, hasta que el cuarto tema me capturó, me enamoró y me llevó de la mano hasta el final de los surcos. Un viaje apasionante por el universo Winery y una colección de temas para hacer en directo una experiencia diferente, porque estos chicos tienen tablas y magia de sobra para darle ese plus que solose experimenta en los conciertos.

Si ellos quieren, tenemos grupazo para mucho tiempo, espero que sepan compaginar cada uno sus compromisos personales con la banda y no se quemen, porque este menú degustación debería prolongarse durante unos cuantos discos más, sé que es difícil, sobretodo por el locuelo del batería, que lleva hasta seis agrupaciones diferentes a la vez y los otros dos tienen tambien sus proyectos en solitario, pero si han sabido hacer esto dos veces, qué tal una tercera? y una cuarta...?...



Decidan lo que decidan, yo intentaré como siempre seguir manteniendo humildes mis orejas.

Gracias, chicos!



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