lunes, 9 de mayo de 2016

Rock para auriculares, universo VIP

''En la película, el cantante se interpreta a sí mismo y es secuestrado por un malvado mánager mientras éste se encontraba de vacaciones en una playa paradisiaca.
Mientras tanto, otro mánager con mejores intenciones intenta rescatarlo, pero al no tener suficiente dinero, debe hacer de conejillo de indias para una droga experimental.
A la vez, unos científicos trabajan en la creación de un suero para que los blancos tengan sentido del ritmo y para ello necesitan capturar al único blanco que tiene ese poder''.

Y ese blanco no es otro que el cantante que nos ocupa.

El crooner de los 80's cuando estaba casi a punto de morir de éxito, decide dejar la banda donde se hizo famoso y tras lanzar ''1984'' (quizá unos de los mejores trabajos de Van Halen) decide abandonar la banda.
Según él, por el excesivo uso de teclados y la orientación tan ''comercial'' que había tomado la banda.
Según la banda, se fué por desavenencias creativas. O sea, egos ingobernables y algunos excesos inconfesables..

David Lee Roth lo podía todo. Era el dios de L.A. el showman roquero de la década, todo testosterona, actitud, imagen y un control de los tiempos y del público en los shows a la altura de muy pocos artistas de cualquier género.
Mr. Roth representaba el exceso, la lujuria, siempre rodeado de mujeres despampanantes, fiestas que duraban semanas y conciertos a la misma altura de las espectativas que creaba.

En 1986, David inaugura su carrera en solitario. Publica un EP y poco despues se estrena con su primer larga duración, llamado ''Eat'em and smile'' del que ahora se cumplen treinta años.
A golpe de talonario consigue fichar al mejor bajista y guitarrista que había en la escena: Billy Sheehan y Steve Vai, encargándose de crear esos divertidos y enrevesados riffs, arreglos y solos espectaculares.
Todo muy bien planificado y con un buen guión para hacer una película casi en paralelo al disco, pero al final todo quedó en nada, aunque los videos creados para promocionar el LP dan una buena muestra de por dónde irían los tiros en el film.
Un buen disco, pero sólo eso.
Por no hablar de la aberración maravillosa que se sacó de la manga poco después editando el disco en castellano.
Sensacional a la par que lamentable es escuchar a un yanquee rose cantando en un supesto ''castellano''.

Casi lo odié. Debería agradecerles que no lo hiciera tanto a Billy como a Steve, pues soy fan incondicional de ellos y esta misma admiración fué la que me llevó poco después a descubrir su segundo trabajo discográfico, el paso adelante definitivo. La evolución lógica que deben seguir artistas de este calibre: ir más allá, aventurarse, arriesgar, crear y dar forma a un trabajo serio, muy inspirado, donde TODOS los músicos están tocados con la misma varita mágica igual que en un cuento de hadas.

En estado de gracia.

Lo de menos son las fechas, nombres de los ingenieros de sonido, arreglistas, tal o cual estudio de grabación y demás datos técnicos que lo único que hacen es desviar la atención de lo único y verdaderamente importante aquí: La Música.

No es lo mismo poner en antecedentes que destripar. Es como cuando vas a entrar al cine y te encuentras que sale de ver la película el típico amigo gilipollas que todos tenemos y de repente te cuenta el final, mientras se marcha y te deja con la misma cara de gilipollas que él lleva de serie.

Skyscraper es para mí uno de esos discos de rock que gozan de una zona Vip en mi casa. No es un archivo en una carpeta, es un coche con el tanque full, una escapada a un rincón apartado, un reencuentro con mi yo más enérgico y aventurero.
Es un disco de mochila y aventura, de los que te pones practicando escalada, haciendo ejercicios de saltos, rappel, esquiando y cualquier otra clase de deporte que te ponga la adrenalina a mil y eso se suele experimentar con auriculares.

Si un disco te gusta, independientemente de si es mejor o peor (la música es subjetiva para cada un@) dá igual el soporte que lo reproduzca, ya sea un tocadiscos, pletina, cd o mp4, te va a gustar igualmente, porque dá igual cómo llega a tí, lo importante es que te llega y ante eso, muy pocas sensaciones pueden competir.

Skyscraper es uno de esos discos de bocado exquisito, para paladares auditivos un tanto selectos, pero sin dejar de ser un buen plato único, de esos que tambien se disfrutan como el mejor chuletón de Ávila. En ambos casos, estás satisfecho y de eso se trata, ni más ni menos!
Lo compré en su día en vinilo y meses después lo adquirí en cd y ahora lo llevo comprimido en un cacharrito que me ocupa menos espacio que el mechero.

Cada canción es una experiencia, en algunos casos vital. En otras, nos recuerda al crooner moderno en el que se convirtió. Se aprecia en ellas la chulería y el descaro al que nos ha tenido siempre acostumbrados Mr. Roth y todo muy bien sazonado con el bajo siempre sorprendente de Billy y la guitarra desmesuradamente estratosférica de Vai.
Cientos de pistas de grabación de instrumentos y voces y una mezcla final digna del mismísimo Eiffel, nos deja un resultado final en el cual la guinda la pones tú, tus orejas y la mochila.

Y que comience la aventura que tú quieras...






Mantengo humildes mis orejas.

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