miércoles, 29 de noviembre de 2017

''el reflejo del espanto'' menú degustación.


-Hay quien sólo piensa en comer y nunca tiene suficiente. Todo lo parece poco y el ansia lo convierte en un monstruo. A eso se le suele llamar gula.
-Están los que ''comen por los ojos'', aunque estén satisfechos no pueden dejar de poner cara de asombro y deseo cada vez que ven cualquier clase de alimento.
-Y después, mucho más adelante en la lista de consumidores están los que comen por las orejas, más conocidos como melómanos. Este grupo se caracteriza porque resume a los dos anteriores, pero en el plano artístico.
Un melómano tiene siempre un apetito voraz e insaciable, le faltan horas a su día para poder degustar todos los discos que ha adquirido y sus orejas babean cuando sus ojos ven un disco que no tiene y ansía poseerlo.


Aunque salga malherido sé que esto me hará más fuerte.


Padezco de gula acústica. Degustar diez platos con fundamento en una cena lo más probable es que me impida ver la luz del nuevo día, pero mi alma quedará libre entre nubes de poesías loando al amor, al desamor, a los que beben, a los que callan, a los de abajo y a los que mandan.
Tengo malos días, buenas noches, vida mía..


Tarde, pero me doy cuenta de lo que soy capaz...


Como ya me ocurrió hace poco más de dos años, cuando mi amigo Bona me recomendó escuchar a esta familia granaína, el primer contacto con su nuevo trabajo ''El reflejo del espanto'' me causó respeto la portada. Esto de ser melómano me lleva en ocasiones a dejarme impactar por la portada de un disco y en esta ocasión así ha sido. Es inquietante, con magnetismo, tiene oscuridad, pasión y belleza.
Todos sabemos que hay discos con portadas insulsas pero con un contenido maravilloso y otras de lo más llamativo y la música...deja mucho que desear, pero con los discos me pasa igual que con los libros: necesito tenerlos entre las manos, acariciarlos y conocer su textura, olerlos y que la portada me haga un guiño como adelanto de lo que viene a continuación. Es un cebo comercial en el que me gusta picar.


El menú a mesa y mantel que ofrecen Fausto Taranto en este disco no se saborea en diez minutos, lleva su tiempo dar buena cuenta de todos los platos de la mesa y hay que ser un comensal agradecido para degustar cada estrofa, cada arreglo. No basta con masticar dos veces y tragar, aquí hay fundamento y mimo en cada canción y un mensaje claro en las letras, pero no por eso superficial ni de relleno.

'' quien me quite de esta ruína
  mi riqueza le daría.
  no hay medicina ni brujería,
  que llorando canto yo por alegrías''


''El naufragio'' es una canción que me llegó a lo más hondo la primera vez que la escuché. Acabó y la volví a poner. La letra habla de amores y utiliza símiles marineros y yo que vengo de pueblo pesquero no pude por menos que enamorarme de toda ella:

''hoy, que baja la marea, salgo a la arena a buscar
los despojos del romance que un día tiramos al mar.
un mensaje, una botella perdida en la inmensidad.
mis palabras se extraviaban buscando la eternidad.

ví que el tiempo nos pondría a cada uno en su lugar
y yo pido tiempo muerto o el tiempo nos matará.
que robar sea mi delito y atraque a tu corazón
que no haya leyes, ni escritos que paren mi sinrazón.

que tú eras lo más bonito que tenía mi habitación
a ver cuándo resucito y cambio la decoración.
ya no escucho tus quejíos, ya no oigo tu padecer
ya solo escucho a Triana, Camarón, Lole y Manuel''


''El naufragio'' es mi canción favorita de todo el disco, por todo lo explicado anteriormente y por algo muy especial para mí: cuando comenté aquí su primer disco y dije todas las emociones que me despertaban, recuerdo haber citado precisamente a Triana, Camarón, Lole y Manuel.
Y llegados a este punto, quisiera pensar desde mi humilde corazón melómano que esa parte de la letra es un guiño, un OK hacia mí.



Admirado Ismael (Ihmaele), espero que sepas disculpar las fantasías de este aficionao a la música, las letras dicen lo que dicen y tienen la virtud de que cada persona que las escucha les puede dar su propia interpretación y yo no soy menos, pero escuchar una canción y que en un momento dado (concretamente en el minuto 2:55) diga ''.. ya solo escucho a Triana, Camarón, Lole y Manuel'' pues qué quieres que te cuente? Que se me escaparon dos lagrimones de emoción de los que me siento muy orgulloso. Ni me los sequé, los dejé caer y que se secaran en mi piel, eran algo muy mío, puro y sincero y no lo iba a profanar con las mangas de la camisa.

Al resto de la banda también les quiero agradecer todo lo que aportan, me sigue resultando fascinante lo que escucho y lo que me hacéis sentir y eso no está pagao por caro que se pueda vender un disco y vosotros ya lleváis dos en la mochila. Y qué dos!! Para alguien como yo, que en los 80's casi no escuchaba otra cosa que rock andaluz, disfrutar de una banda como la vuestra es motivo más que suficiente de alegría después de casi treinta años de ''caminar por el desierto'' buscando un nuevo guía.


Y como final de este menú degustación, ''y no duela'' sino todo lo contrario. Una canción ''redonda'' con grandes riffs de guitarra, buenas melodías, un estribillo de los que gusta cantar una y otra vez y unas letras de las que se van quedando grabadas a fuego según se van cantando y cada vez te gustan más y no quieres que se acabe..



''me gusta que las melodías bonitas me cuenten cosas horribles''
                                                                                                   Tom Waits.


Y no me extiendo más. gracias por la música, por las letras, los ritmos. los riffs, el taconeo, los coros, la portada y sobretodo, por volver a parir otro disco más.
Espero de corazón que sean familia numerosa.

-Malos días
-La verea
-De espera y de boca
-Introducción al naufragio
-El naufragio
-Versos sellados
-Y no duela
-La guadaña
-El lobo feroz
-Por rezarle a los dioses

Y tú, amigo Calavera, te atreves a la experiencia de este menú sonoro?





Mantengo humildes mis orejas.

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